Cuando Liana encontró al médico tratante, Esteban, él acababa de recibir las imágenes médicas de Brisa.
Al saber que ella era la hija de la paciente, de inmediato comenzó a explicarle los resultados.
—¿Ve esta sombra? —dijo Esteban, señalando una zona oscura en la imagen—. El tumor está aquí. La ubicación es muy desfavorable; la cirugía sería extremadamente compleja y el riesgo, muy alto.
El corazón de Liana se hundió. Una sensación ominosa le recorrió el cuerpo.
—Por ahora no podemos confirmar si el tumor es benigno o maligno. Hay que esperar al resultado de la biopsia por punción de mañana para llegar a una conclusión. La situación es esta, y debe prepararse mentalmente.
Esteban fue directo y conciso.
—Doctor Esteban, si digo, si resultara ser maligno ¿qué opciones habría? —Liana ya estaba completamente desorientada.
Por muy fuerte y serena que fuera una persona, frente a la vida y la muerte todos se volvían pequeños e indefensos.
Esteban frunció el ceño.
—Incluso si fuera benigno, p