Liana aún no había tenido tiempo de calmar a Vidal cuando la llamada se cortó del otro lado.

Estaba a punto de devolverla cuando entró la llamada de Xavier.

No tuvo más opción que contestar.

—Ven a Costa Azulina.

Xavier colgó apenas terminó la frase.

El mismo tono autoritario de siempre.

Liana dudó unos segundos, pero al final decidió viajar a Costa Azulina.

No lo hacía por Xavier, sino por Dronx y por Vidal.

Dronx era un proyecto que ella misma había elegido. Había invertido en él una enorme cantidad de tiempo y energía desde la etapa inicial.

También había sido ella quien, una y otra vez, buscó a Vidal, ajustó el plan, corrigió detalles y volvió a negociar hasta convencerlo. Solo así el proyecto pudo salir adelante.

Abandonarlo a mitad del camino le resultaba imposible.

Eso sí, no le quedaba otra que cancelar su cita con el doctor Hugo, y, como era de esperarse, recibir una buena regañada.

Liana le prometió que, apenas terminara ese periodo de trabajo, cooperaría con el tratamiento s