— Donato, yo... No quise meterme en lo que no me importa, mejor iré a ver si algo falta por hacer... — Francesco zanjó por lo sano, no estaba en posición de arriesgar lo único de lo que dependía ahora por meterse en lo que no le importaba.
— No... Espera... En realidad, he estado esperando por sacar esto de mi pecho desde hace mucho tiempo y no he podido, no tengo con quien hablar, y mi esposa no es la mejor persona con quien hacerlo, conversarlo con ella solo le causaría más tristeza de la que ya lleva a cuestas...
Romano se sentó a su lado, todo oídos.
— Agradezco la confianza, Donato...
— No niño rico, soy yo quien te agradece que aceptaras venir a mi humilde propiedad...
A Francesco le resonó en los oídos eso de “niño rico”, pero no menciono nada al respecto, seguramente se debía al hecho de que era bastant