—¡Alex, cálmate! —gritó Alba—, estás siendo muy injusto con María Dolores —expresó arrugando el ceño.
Por más que Lolita intentaba contener las lágrimas, no podía, se esforzaba mucho para no mostrar que la actitud de Alejandro le dolía en el alma.
—Solo digo la verdad —expuso Alex con voz seca—. La señora Beltrán —arrastró las palabras—, es una farsante, es experta en manipular y engatusar a las personas, no entienden que nos engañó a todos —bramó, se llevó las manos al cabello y le dio la espalda a Lolita.
Jacqueline aprovechó el instante para acercarse a Alejandro y colocar sus dedos en el hombro del joven.
—Tranquilo, cariño —susurró.
Lolita se aproximó a Alex y se paró frente a él, su mirada mostraba profunda ira y decepción, tenía el ceño fruncido, y las mejillas enrojecidas.
—Dime en la cara todo lo que piensas de mí —vociferó tensando los músculos—, el falso y mentiroso eres tú —reclamó y oprimió sus labios—. Mírame a los ojos y confiesa que solo te estabas burlando