Alex se aclaró la garganta. —Yo no creo en el amor, y estoy convencido de que las mujeres nacieron para sufrir, con sus debidas excepciones —carraspeó—. Te doy seis meses para que me demuestres que ese sentimiento existe, y yo intentaré convencerte de sumergirte en mi oscuro mundo. Lola rodó los ojos, y bufó ante la desfachatez de aquella absurda propuesta. —A mí no me agradan esas cosas de las cincuenta sombras, ni tampoco voy a convertirme en su fetiche, puede que en el pasado por ser una haya perdido mi dignidad, pero ahora no, ningún niño rico va a venir a humillarme, ni jugar conmigo —declaró—. Quédese con la propiedad, pero a María Dolores Beltrán jamás podrá comprarla señor Vidal, hay cosas que el dinero no puede adquirir. Obra registrada en el Instituto de Propiedad Intelectual de Ecuador. ©Angellyna Merida, 2022. Registro Safe Creative: 2204240982944 Prohibida la transcripción parcial o total de la obra sin permiso de la autora.
Ler mais«Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía». Vladímir Nobocov.
Cuenca, Ecuador.
—¡Qué hermosa te ves! —exclamó Elsa, la madre de Lola.
María Dolores, enfundada en un sencillo vestido de novia, apretó sus labios en una fina línea, se sentía muy presionada por esa boda. Aunque era cierto, el atuendo no le quedaba mal, su mirada no brillaba, no estaba segura de dar el siguiente paso, pensó por unos instantes en convertirse en una novia fugitiva.
—Mamá, tengo miedo —confesó la joven con un tono de voz tembloroso.
—No temas, Ricky es un buen hombre, estoy convencida de que serán muy felices—. La consolaba Elsa, con un tono de culpa.
—Pero... pero… Yo no lo amo —respondió María Dolores con mucha inquietud—. Se observó una vez más ante el cristal. Se encogió de hombros, opuso y continuó.
—Mamá, tú eres lo más importante que tengo, soy consciente que tenemos muchas deudas, y que nos pueden quitar la casa, pero este matrimonio arreglado, no me convence. La joven cruzó los brazos hacia su madre.
—Lolita, el amor nace con la convivencia. —Elsa le dedicó una seria mirada, y empezó a persuadirla—. Cuando yo me casé con tu padre, casi era un desconocido para mí; sin embargo, era un buen hombre, muy trabajador, y excelente proveedor del hogar, jamás nos faltó nada —declaró—, fuiste testigo de lo mucho que nos amábamos, y lo felices que fuimos tantos años, nos enamoramos al convivir —explicó—. Debes ser una buena esposa, siempre complacer a tu marido, él es el jefe de la casa, y merece respeto, atiéndelo muy bien, tanto en la cama, como en las cosas del hogar —recomendó.
María Dolores frunció el ceño, y liberó un largo suspiro.
—¿Mi papá te hizo sentir el revoloteo de las mariposas en el estómago? —indagó. —¿Cuándo lo veías, tu mirada se iluminaba, y tu corazón amenazaba con salirse del pecho?
Elsa bufó, y negó con la cabeza.
—No puedo creer que, a estas alturas, sigas soñando con esas estupideces —recriminó—. Ya tienes treinta y cuatro años, madura —sugirió—. La madre la observó de vuelta en el espejo, Lola tenía caderas anchas, muslos gruesos, algo de grasa abdominal. Su rostro ovalado había perdido su forma, producto del aumento de peso, de los años. Elsa, pensaba que, con esa condición tan ordinaria que se veía su hija, tenía mucha suerte al casarse con un hombre de buena posición. ¿Qué más podía pedir? —. Vas a ver que en un mes estás muy enamorada de Ricardo —sentenció.
La ceremonia se efectuó con normalidad. Horas más tarde esa unión fue consumada. Al día siguiente tomaron el vuelo a New York. Lola conoció a la pequeña Emma. De inmediato entre ambas hubo una conexión especial; sin embargo, al mes de casada, aún no sentía el revoloteo de las mariposas, ni todo eso que ella percibía en sueños. Aunque ya había experimentado su primer orgasmo, eso fue solo sexo, a pesar de todo, seguía al pie de la letra las recomendaciones de su madre: complacer al marido, pero no era eso lo que Lola siempre anheló, así que no tuvo otra alternativa que resignarse a vivir sin conocer el verdadero amor. Desde entonces se dedicaba por completo al cuidado de su hijastra: la pequeña Emma. Su único interés en ese matrimonio, ya no tenía nada que ver con su marido, sino con el deseo de que la niña creciera feliz.
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New York, Estados Unidos.
En uno de los imponentes edificios de Manhattan, el grito lleno de horror de una mujer retumbó en los muros.
—¡No lo hagas Alex! —exclamó horrorizada Jacqueline.
Alejandro Vidal apretaba con furia el cuello de su mejor amigo: Vladímir. El rostro apacible y sereno del joven se había transformado en el de una bestia. Algunas gotas de sudor bajaban por la frente, bañando su blanca pie. Su azulada mirada estaba turbia, varios rizos de su rubio cabello se agitaban sobre su frente. Con las pupilas dilatadas observaba como el rostro de aquel infeliz se tornaba púrpura. Estaba a punto de acabar con la vida de ese ingrato, pero un leve resquicio de su conciencia, le hizo recordar que no era un asesino, y que no valía la pena pasar sus días en prisión a causa de esa traición, enseguida Alex soltó a su rival.
Vladímir tosió intentando recuperar su respiración. Jacqueline corrió hacía él a prestarle ayuda.
Alex mantenía sus manos en la cabeza, apenas dándose cuenta de lo que estuvo a punto de hacer.
—¡Lárguense! —bramó, observándolos a ambos con la mirada llena de ira, y decepción.
—Por supuesto que nos vamos —dijo la rubia de ojos azules y cuerpo escultural—. Me tenías cansada con tu aburrida manera de ser: El señor perfecto, atento, caballero —bufó aún envuelta en las sábanas—. A las mujeres nos encanta el sexo duro, nos fascina que nos sometan —recalcó—, y contigo no tengo nada de eso, en cambio, Vladímir me da lo que me gusta.
Alex apretó sus dientes, su mandíbula se tensó, negó con la cabeza.
—Eres la mujer más falsa que he conocido, tiraste a la basura, cuatro años de romance, estábamos a días de casarnos, y preferiste revolcarte con otro —masculló señalando con su mano a su ex mejor amigo, quién permanecía en el suelo agarrándose el cuello—. Este que jamás toma a una mujer en serio, que se burla de todas —gruñó—, me cambiaste por él, yo que te he entregado mi alma, y mi vida por completo —declaró sintiendo como su corazón se rompía en miles de pedazos.
Jacqueline carcajeó al escucharlo.
—Te amaba, no lo voy a negar, pero me aburriste —declaró—, eso de las flores, chocolates, y demás son cosas del siglo pasado.
Alex bufó, la garganta se le secó al escucharla.
—¿Amor? —cuestionó resoplando—. Tú no sabes lo que significa ese sentimiento —masculló tensando todos los músculos de su rostro. —¡DESAPARECE DE MI VIDA! —gritó. Sin importarle que la chica estaba sin ropa, tan solo cubierta con la sábana, la sacó a la fuerza del apartamento, y luego miró con profundo rencor a Vladímir, quién asustado recogió a prisa sus prendas y salió despavorido.
El joven Vidal aseguró la puerta y se dejó caer al piso. Mientras Jacqueline suplicaba porque le abriera para tomar su ropa, él desahogaba el dolor de la traición, lanzando y rompiendo todo lo que tenía a su alcance. Aquel día juró que dejaría ser un caballero y se convertiría un patán, pues para Alejandro, había quedado claro que las mujeres no amaban a los hombres caballerosos y atentos como él, y que mientras más las hacían sufrir más enamoradas estaban del villano.
A sus veinte y cuatro años su corazón se volvió de piedra, y desde ese entonces decidió acercarse a las damas para satisfacer sus deseos carnales, ya no creía en el amor, ni en nada que se le parezca.
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Queridos lectores esta historia es secuencia de Si me ves llorar por ti, espero lo disfruten, le den mucho cariño, dejando reseñas, recomendando la historia. Gracias.
Les dejo el orden de los libros de la Serie Romance.
Un contrato por amor
Déjame decir que te amo
La esposa infiel
Vuelve a ser mía, este libro apenas subí la introducción, y espero también lo vayan a leer.
Si me ves llorar por ti
Señora Bonita.
Los libros de la Saga Duque son:
Un café para el Duque.
Hoy te vuelvo a enamorar.
Saga Dulce Adicción:
Un novio para mamá, escrito en coautoria con Xinova Escritora.
Vendedora de caricias, escrito también con Xinova Escritora, y lo pueden leer en el perfil de ella.
No pertenece a ninguna serie: El color de la venganza.
Espero los hayan leído o los lean y dejen sus reseñas.
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Tres años después. —Quedó hermoso —dijo Sofía al mirar el hermoso arreglo floral que su madre preparó, y que ella colaboró. Lolita sonrió y observó alrededor de su floristería, con el corazón henchido de felicidad, suspiró profundo y recordó que gracias a unos girasoles, hoy en día era una mujer feliz, llena de dicha y con una hermosa familia. —¡Mami! —exclamó una dulce voz, era Esteban—, dice mi papá que ya está todo listo —comentó el chiquillo. Lolita miró la hora, y abrió sus ojos con amplitud. —Y ustedes dos, no están listos —expuso—, vamos rápido a bañarse —indicó y de inmediato los tomó de la mano y se dirigió a su casa, que quedaba a pocos metros del lugar donde puso su floristería. Los jardines de su hermosa residencia estaban adornados con globos rosados y azules, había un castillo inflable, y muchos dulces, pues los mellizos cumplían años. —Amor —dijo Alex—, no tardan en llegar los invitados —advirtió. —Lo sé, cariño, pero nos entretuvimos preparando un arregl
Cabo San Lucas, BCS, México. Al día siguiente luego de compartir un delicioso desayuno en la terraza de la suite, con la maravillosa vista hacia el mar de Cortes, llamaron a Alba a averiguar por los niños, al saber que todo estaba en orden con sus cuatro hijos; Alejandro y Lolita salieron a disfrutar de la maravillosa playa. Con las manos entrelazadas, sus pies descalzos caminaban por la tibia y blanca arena, entre risas y juegos empezaron a jugar con las olas del mar. Luego de nadar y jugar en el mar, regresaron a la suite, se ducharon y cambiaron de ropa para salir a comer, llegaron a un lujoso restaurante en el noveno piso de un hotel, bebieron vino, comieron sushi, mientras charlaban, las suaves notas de un violín, acompañado del rasgado de cuerdas de un requinto interrumpieron el momento. Lolita se llevó las manos al rostro, emocionada y a la vez impresionada al reconocer que los músicos entonaban de forma magistral: «Nuestro juramento by Julio Jaramillo» —Es increíble —e
«Como la luna que alumbra por la noche los caminos. Como las hojas al viento, como el sol espanta el frío. Como la tierra a la lluvia, como el mar que espera el río. Así espero tu regreso a la tierra del olvido» Se escuchaba en las bocinas que retumbaba en el jardín de la mansión Vidal. Los invitados bailaban animados. Lolita sostenía en sus brazos a Esteban y Alex a Sofía, incluían en el baile a los bebés. Don Rodrigo Vidal y su esposa Diana sostenían las manos de Emma y Alexa y bailaban con las niñas. Los esposos Duque: María Paz y Joaquín bailaban abrazados, como si el mundo se hubiera detenido para ellos en ese instante. Sus cinco hijos los filmaban y coreaban la melodía, danzando también. Angélica sostenía a su nieto Oscarito y Francisco bailaba con Norita. Samantha y Óscar danzaban muy acaramelados el tema, y para ellos no existía nadie más. Harry cargaba en sus brazos a Sayer y bailaba junto a su esposa Aurora. Oliver tenía en sus brazos a Lucía, a quien la música la
Un par de segundos después el dolor volvió y con eso se anunciaba la llegada de la niña, y tal como lo hizo para traer al mundo al pequeño, Lolita pujó con todas sus fuerzas, siempre apoyada por las palabras dulces de su esposo. Entonces de nuevo un dulce llanto se hizo escuchar. Lolita dejó caer su cuerpo lazo sobre el pecho de su esposo, y cuando tuvo a su hija en el regazo, ambos volvieron a sentir esa infinita emoción que no lograban expresar con palabras. —Es divina —dijo Alex acariciando a la niña—, igual de hermosa que tú. Lolita la miró conmovida, cerró sus ojos y agradeció a Dios por haber traído al mundo a sus hijos como ella lo deseó. —Bienvenida al mundo Sofía Alejandra —murmuró y besó su frente. La pequeña tenía la piel un poco más clara que su hermano, al igual que Esteban los pocos cabellos en su cabeza se mostraban castaños, y el tono de ojos no se lograban distinguir, parecían grises. De inmediato Alex volvió a cortar el cordón de la niña y se la llevaron a r
Miami Beach – Usa. Alma se encontraba descansando sobre uno de los camastros frente a la piscina de la villa en la cual habitaba, introdujo sus pies en la refrescante agua de la alberca, mientras se ventilaba el rostro con un abanico. Con sus treinta y ocho semanas de embarazo, lo único que deseaba era descansar, cada vez se sentía más agotada, y se comparaba con una foca marina. Colocó los audífonos en su vientre y puso música suave, y de esa forma calmar los movimientos de su bebé, que eran dolorosos para ella. Cerró sus ojos y se quedó dormida. La persona que desde hacía un mes atrás la acompañaba ingresó sin hacer ruido para no despertarla. Suspiró profundo y contempló el angelical y dulce rostro de la chica, notó como su vientre se movía, y sonrió, entonces sin poder evitarlo colocó su mano en ese lugar, en donde parecía verse un pequeño pie. Alma abrió sus ojos, y su mirada se reflejó en la de él. —Parece que hoy amaneció muy inquieto —expuso. Ella sonrió y acarició su pr
Alma y Aurora observaban sus vestidos de novia, el gran día había llegado, a la mañana siguiente ambas unirían sus vidas a dos hombres que no amaban, pero que se habían comportado con ellas como unos caballeros, y estaban dispuestos a todo. —¿No has sabido nada de aquel hombre? —cuestionó Alma a su hermana. —No, solo supe que se casó, meses atrás —indicó—, por un momento pensé que no lo haría, pero…—Ya no pienses en él, no vale la pena —recomendó Alma, y suspiró profundo. —Tienes razón —dijo Aurora—, mañana empezaremos una nueva vida. Alma intentó sonreír, y en ese momento su móvil sonó, frunció el ceño y salió de la alcoba. —Hola —saludó. —Buenos días, Alma, soy la madame, y necesito hablar contigo —solicitó. —Señora, yo no tengo nada de que charlar con usted —respondió estremeciéndose. —Es sobre Oliver, por favor, no te quitaré mucho tiempo —expresó—, anota la dirección. Alma inhaló profundo y escribió en un papel, lo pensó muchas veces y luego tomó su bolso y tomó un taxi
Último capítulo