Cuando la mirada llena de confusión de Alejandro se clavó en ella, Lola sintió que el piso de la casa temblaba bajo sus pies, y que de un momento a otro desfallecería, de no ser por la oportuna intervención de la señora Duque.
—Ella es Dalia, cariño —le habló con dulzura a Alexa—, creo que te estás confundiendo de persona —le dijo a la niña y le acarició el cabello—. Ella es una antigua amiga mía, y ahora nos colabora con la publicidad de nuestros producto —expuso y miró a su sobrino.
María Dolores volvió a respirar, sin embargo, temía delatarse, tomó una gran bocanada de aire, y de la mano de Emma bajó. Alexa frunció el ceño, y miró a la niña, entonces Alba al darse cuenta de inmediato se aproximó a su nieta.
—Vamos a que pruebes el arequipe que aquí preparan, es delicioso —propuso y la tomó de la mano y se la llevó a la cocina.
—Mucho gusto —le dijo Lola a Alex, lo miró a los ojos y escuchó los fuertes latidos de su corazón, y extendió su mano temblorosa a él.
Como hechizad