Olivia esbozó una leve sonrisa, prácticamente imperceptible, todas sus defensas se activaron e inmediatamente adoptó una postura que hubiera hecho aplaudir a la secretaria de Adrián.
–Mi presencia no desmerita la capacidad del señor Remington, por el contrario, la refuerza, ahora, por favor, ¿me indica la razón de su visita?
–Lo que debo tratar es un asunto delicado, yo no hablo con mensajeros y no tengo tiempo para perder, necesito al líder, al que tomará las decisiones.
–No soy una mensajera, si valora su tiempo, me dirá por qué está aquí.
–¿Quiero hablar con Adrián? –exclamó caprichosamente la señorita Oviedo.
–Eso no será posible.
–¿Cuándo estará aquí?
–Salió de viaje, no regresará en unos días.
–¿A dónde viajó?
–No puedo divulgar esa información.
–Mira asistonta –exclamó avanzando un paso hacia Olivia, quien se preparó dispuesta a detenerla con alguna maniobra d