Una vez recuperado de la sorpresa, Adrián miró a su tío quien solamente se encogió de hombros, luego desvió los ojos hacia su hermano gemelo y este solo esbozó una leve sonrisa, entonces tomó aire y dijo:
–Por favor, dígale a la capitana que estoy en una reunión muy importante y que no puedo ser interrumpido.
La asistente asintió y se retiró para cumplir el encargo.
–¿En serio hermano?
–No voy a caer en su juego de indecisión –señaló tajante.
–¿Cuánto tiempo estarás en Nueva York? –le preguntó su tío.
–No lo he definido todavía, sé que papá no me necesita por ahora y el gobierno quedó satisfecho con lo que hicimos, así que estoy relativamente libre de compromisos, me sentaré a ver qué se me ocurre.
–Vale, nos estamos viendo entonces para comer –indicó su tío Tiberius palmeándole la espalda.
–Está bien, me voy a lo mío entonces.
Adrián se giró y salió del edificio, tenía una extraña sensación en el cuer