La mañana avanzaba y un incansable Adrián yacía junto a una agotada Olivia, quien casi al borde del desfallecimiento respondía gimiendo quedamente cada vez que él la besaba.
–Te dejaré dormir un poco, aunque has despertado un monstruo adicto a tus labios, a tus pechos, a tu delicioso centro, no sé si podré resistirme a ti mucho rato.
–Hazlo por favor, déjame descansar porque si volvemos a hacerlo me desmayaré.
Adrián sonrió ante su declaración, pero con ternura la acercó a él haciéndola apoyarse en su torso, prontamente Olivia se rindió y cuando su respiración se hizo más pausada, él también cerró los ojos.
***
Llegaron al aeropuerto tomados de la mano atrapando las miradas del grupo familiar.
–Adiós papá, adiós mamá, los amo y espero verlos pronto –se despidió Adrián.
Olivia observó con ojos brillantes el gesto de ese hombre de diferentes facetas, allí era un hijo siendo abrazado y besado por sus padres con una ternura infinita; antes de llegar ahí