Capítulo 162

En el restaurante Eliel no solamente tenía la atención de su madre, sino que su nuevo amigo Ben lo ayudaba con las salsas, con las servilletas y con la bebida.

Pasaron una excelente tarde y, por un momento, Jenya deseó que ese día nunca terminara.

Ben los llevó hasta el edificio, pero no pudo bajar con ellos ya que lo llamaron desde la base y tuvo que responder, colocó una mano en el micrófono para despedirse rápidamente de ellos, quedó en llamar a la joven más tarde, continuó atendiendo y al terminar, avanzó.

Jenya subió las escaleras contando con Eliel cada escalón, iban contentos, había pasado una buena tarde y se sentía ilusionada, abrió la puerta y al encender la luz se encontró con dos hombres desconocidos, el niño se aferró a las piernas de su madre.

–¿Quiénes son ustedes?

–Considéranos amigos.

–No voy a hacer eso, no los conozco, no son mis amigos. ¿Qué quieren? Yo no tengo dinero para que me roben.

–No es lo que queremos nosotro
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