Raffaella miraba las imágenes que se estaban proyectando en la pantalla, luego posaba su vista en Verónica quien lucía una sonrisa torcida, después sus ojos buscaron a la familia de Mateo y todos le dieron una mirada crítica, finalmente su vista se topó con la del hombre que se convertiría en su esposo en ese acto, él estaba con los ojos muy abiertos y brillantes.
–Un momento –intervino Anastasia de inmediato–, eso no fue así, yo estaba presente.
–Claro porque eres amante del otro americano que estaba con él, las dos son lo mismo y por respeto a mis tíos no voy a decir qué.
–Estás tergiversando todo porque eres una envidiosa –espetó Anastasia en su defensa.
–Estoy abriéndole los ojos a mi primo de la clase de persona que es esa arribista, ella no lo merece.
–¿Y tú sí? Mujer mezquina y perdedora.
–¿Perdedora yo?
–¡Basta! –exclamó la duquesa con voz autoritaria, pero sin subir el tono–. Raffaella, supongo que tienes una explicación para esto –dijo señalando la pantalla donde estaba cong