–¿Qué está pasando aquí? –quiso saber Ignacio.
–Iré a hablar con él, ¿puedes encargarte de que los niños comiencen a comer?
–No lo presiones amor, tú misma dijiste que algo debe estar pasándole.
Evana asintió y encaminó sus pasos hacia las escaleras para ir al encuentro de su hermano, lo buscó en las habitaciones y nada, continuó hasta llegar a una salita interna que raramente utilizaban, allí estaba Tiberius sentado y con la cabeza apoyada entre sus manos.
–Tiberius, hermano, ¿qué te está pasando?, no te imaginas como me asusta verte derrumbado –expresó llegando hasta él.
–No estoy derrumbado Evana, no exageres.
–¿Entonces? ¿Estás así por el matrimonio de Raffaella? ¿A ti te gusta ella?
–Vine aquí porque tuve un problema con Celina –explicó evitando responder sobre Raffaella.
–¿Celina, tu novia eterna?
–Celina nunca ha sido mi novia.
–Solo estoy tratando de darle un