—De verdad no fue intencional, ¿no te enojarás conmigo, verdad?
Al ver que la gente alrededor empezaba a mirar, la sonrisa de Josefina desapareció por completo, sustituyéndola por una expresión de inocencia.
Irene soltó una risa fría por dentro.
Josefina y Lolita, sin duda, eran primas hermanas.
Miró a los ojos ligeramente enrojecidos de Josefina.
Luego, bajo la mirada de todos, levantó un tazón de sopa recién servido y la arrojó sobre Josefina.
—Lo siento, tampoco fue intencional. ¡Espero que la señorita Josefina no se enoje conmigo!
Josefina, empapada de sopa, gritó furiosa.
—¡Puta, te atreviste a echarme esto!
—Si tú te atreviste, ¿por qué yo no debería? —dijo Irene, soltando el tazón y caminando hacia el fregadero.
Josefina, furiosa, comenzó a gritar.
—¡Eres una rompe hogares! Irene, ¡eres una concubina! ¡Todos vean, esta es la señorita Irene que ustedes piensan que es tan fría y seria! ¡Sin vergüenza, robándole el hombre a otra mujer!
Irene apretó los puños.
Iba a ir al fregadero