Capítulo 12
Robin estaba sentado en el sofá, con una actitud perezosa y relajada.

Se podía notar que su estado de ánimo en ese momento era bastante bueno.

Y a su lado, estaba sentada la misma mujer del café de ayer.

El vestido de la mujer había llegado a ser tan corto como hasta las rodillas.

Irene echó un vistazo a las piernas de la mujer, que estaban pegadas a las de Robin, pero apartó la mirada después de un momento.

Parecía que no era el mejor momento para ella.

Cuando la mujer vio entrar a Irene, su rostro se oscureció al instante.

Pero frente a Robin, finalmente no dijo nada.

Robin frunció el ceño y la miró.

—Señorita Irene, ¿en qué puedo ayudarla?

Irene echó un vistazo a la mujer junto a Robin.

—Tengo algo que discutir.

Se recostó en el sofá.

—Si es sobre renunciar, señorita Irene, puede ir directamente al departamento de recursos humanos.

Ella guardó silencio por un momento.

—No se trata de renunciar.

Robin sonrió ligeramente.

—Entonces, ¿de qué se trata? Pensé que la única razón por la
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