Mundo de ficçãoIniciar sessãoDaniel cerró la puerta de su departamento con un suspiro que llevaba horas retenido. El silencio lo recibió como siempre: amplio, limpio, ordenado… y completamente vacío.
Dejó las llaves sobre la bandeja metálica al lado de la entrada, ese sonido seco que siempre anunciaba que por fin estaba en casa, aunque esa palabra hacía tiempo que no se sentía como tal.Fue directo al refrigerador.Sacó una jarra de jugo que había preparado la noche anterior y se sirvió un vaso lleno.El líquido frío le humedeció los labios, y una parte de la tensión que arrastraba desde la tarde se deshizo… pero no lo suficiente.Caminó hacia la sala con la mirada baja, arrastrando ligeramente los pies, como si el peso del día se le hubiera incrustado en la espalda.Encendió la lámpara de mesa —una luz suave, amarillenta— y se dejó caer en el sillón. No estaba cansado físicamente; era algo distinto, algo más hondo.Bebió un trago más y justo cuando dejó el vaso sobre






