Mundo ficciónIniciar sesión—¡¿Dónde está?! —irrumpió Josué con los ojos enrojecidos y los puños apretados. Entró a las instalaciones Meyer con la firme intención de llevarse aquello que, en su mente, aún creía de su propiedad.
El guardia de seguridad reaccionó de inmediato, intentando detenerlo al tomarlo por los brazos.—¡Quítame tus asquerosas manos de encima! —rugió Josué—. ¡He venido a llevarme lo que es mío y no me iré sin ella!—Retírese si no quiere que llame a la policía —advirtió el hombre, manteniendo el agarre.—¡Pues llámala! —replicó con furia—. ¡Pero no me iré de aquí sin mi mujer!Y entonces, como si hubiera perdido por completo la razón, levantó la cabeza y comenzó a gritar:—¡Mónica! ¡Maldita sea, ven de inmediato! ¡Mónica! —su voz resonó con tal fuerza que todos los empleados cercanos se quedaron inmóviles, observando el escándalo.¿Habían escuchado bien? ¿Ese hombre había dicho “Mónica”? ¿La exnovia






