Mundo ficciónIniciar sesiónMónica entró a su departamento como una tormenta desatada. La puerta se cerró de un golpe que resonó por todo el pasillo, y el eco fue tan violento como la furia que la consumía. Tiró su bolso al suelo y, sin pensarlo, tomó un florero de cristal del aparador. Las flores cayeron desparramadas al piso mientras lo levantaba con ambas manos, lista para hacerlo añicos contra el suelo.
—Romper ese florero no va a hacer que se te olvide la humillación —dijo una voz, firme y cargada de ironía.El cuerpo de Mónica se tensó. El florero quedó suspendido en el aire, y lentamente giró la cabeza hacia la sala. Sus ojos se abrieron al reconocer la figura recostada en el sofá, con el mismo aire de soberbia que siempre la enfurecía.—¿Y tú qué rayos haces aquí? —escupió, apuntándolo con el florero como si fuera un arma—. ¿Cómo demonios entraste?Josué se limitó a sonreír de lado, esa sonrisa que tanto detestaba, y se levantó con calma. Caminó u






