Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer entraba sin pedir permiso por los ventanales. La habitación estaba completamente iluminada por la luz dorada del sol, tibia, silenciosa, reveladora.
Cristina despertó primero.Parpadeó varias veces, desorientada, hasta que la realidad comenzó a asentarse con un peso incómodo. Giró lentamente el rostro… y entonces lo vio.Salvador dormía a su lado.Tenía los ojos cerrados, el cabello revuelto, una expresión tranquila que contrastaba violentamente con el torbellino que se desataba en el pecho de ella. Cristina se incorporó de golpe, llevándose una mano a los labios y aferrando la sábana contra su cuerpo desnudo.—Sí… pasó —susurró, casi sin voz.Bajó la mirada apenas un segundo bajo la sábana, lo suficiente para que el rubor le subiera de inmediato al rostro. Desvió los ojos enseguida, como si el simple hecho de mirar confirmara algo que aún no estaba preparada para aceptar.Miró alrededor.La ropa.






