Mundo ficciónIniciar sesiónSalvador se quedó mirándola con los ojos abiertos, sorprendido por lo que acababa de escuchar. No lo iba a negar: estaba completamente enloquecido por Cristina. En su mente, la idea era clara y tentadora; podría tomarla entre sus brazos, alzarla sin esfuerzo y llevarla hasta la habitación para consumar por fin aquel matrimonio que hasta ahora solo había existido en papeles.
Pero algo lo detuvo.Una serie de dudas lo golpeó de repente. Ante sus ojos, Cristina se volvió lo más frágil y delicado que había tenido jamás. No quería equivocarse, no quería que ese momento naciera de un impulso mal entendido.—¿Estás segura de lo que dices? —le preguntó con voz baja, buscando sus ojos.Cristina no dudó. Lo miró con una calma decidida.—¿Para qué seguir esperando? —respondió—. Ambos sabíamos que esto iba a pasar en cualquier momento.Y sin darle espacio a más palabras, fue ella quien dio el primer paso.






