Radiel suspiró aliviado ante mis palabras. Podía apreciar por su comportamiento su necesidad de aceptación, pero Víctor mostraba un cansancio que sin dudas había afectado su capacidad de tolerancia.
- Ese es precisamente el problema doctora - dijo - está tan enfocado en la aceptación de su familia que no es capaz de mirar a su alrededor.
Comprendí que se sentía descuidado, que ya no estaba dispuesto a aceptar los términos medios que solo acaban con la paz mental.
- ¿Ya no quieres promesas? - pregunté.
- No confío en él, porque la historia se ha repetido muchas veces y me cansé, de esconderme y de no ser su prioridad.
Pude apreciar que era un hombre seguro de sí mismo y esa determinación generó en mi sentimientos encontrados. Por una parte, su valentía para mostrar su integridad me admiró, pero la otra parte, sensible y romántica, se alzaba en defensa del amor.
- ¿Estarías dispuesto a perder todo lo que han construido juntos por el miedo al rechazo de tu familia? - pregunté con