Punto de vista de Judy
—Está bien —cedió por fin.
Sentí que los hombros se me aflojaban. Salí del salón un momento y encontré a una mucama que iba rumbo a la cocina. No la conocía, así que me presenté con cortesía y le pedí que le llevara té a la señorita Irene en el salón de baile. Aceptó encantada, así que regresé para encontrar a Selene y a Irene separadas, cada una mirando hacia otro lado.
Irene seguía atrapada en su mal humor, mientras que Selene lucía impecable, como siempre.
—Muy bien —dije al acercarme—. Hablaré con Selene un momento; no tardaremos. ¿Vas a estar bien aquí?
—No soy una niña —refunfuñó Irene.
—Entonces, deja de comportarte como una —respondí apretando los dientes.
Se estremeció por mi comentario, pero no dijo nada más. Caminé con Selene hacia el pasillo, alejándonos lo suficiente de Irene y de cualquier oído curioso. Cuando estuvimos apartadas, Selene se volvió hacia mí.
—Anoche tuve un sueño... y tú estabas en él —empezó a decir, provocando que el corazón me die