Me estremecí al oír sus palabras. —Déjame adivinar… ¿fue Ethan?
Asintió, rodando los ojos.
—Sí, ese imbécil —murmuró—. Le robó el corazón… obviamente, ella no sabía de ti en ese momento, y ya sabes cómo terminó todo. Pero su loba despertó justo cuando conoció a Ethan, así que pensó que tal vez estaban destinados a estar juntos, porque aparentemente, conocerlo provocó que su loba emergiera.
Fue mi turno de rodar los ojos; ellos eran todo menos el uno para el otro, y odiaba que Ethan la hubiera hecho sentir así cuando, en ese entonces, se suponía que él era mi pareja destinada.
—Sigue —le dije, instándolo a continuar con la historia.
—Bueno, su loba decidió que era su compañero elegido, e Irene se obsesionó con él… de una forma casi maníaca; no veía nada más que a él. Por mi parte, me asignaron otras tareas, así que apenas podía pasar tiempo con ella…
—¿No te reconoció como su compañero?
Negó con la cabeza. —Creo que tal vez sintió algo… pero estaba tan loca por él y tan obsesionada con