—Oye, papá —dijo Irene, rompiendo la tensión que se había construido entre nosotros—. ¿Quieres darle un poco de espacio? La estás intimidando un poco.
Las palabras de Irene fueron como un golpe de realidad; me di cuenta de que efectivamente estaba intimidando a Judy y haciendo una escena de la situación.
El hombre que había estado hablando con Judy, lo reconocí como Gregor, el padre de Elana. Era un ex Alfa antes de pasarle el título a su hijo después de su retiro.
—Alfa Landry —saludó Gregor, extendiendo su mano para que la estrechara.
Nunca tuve problemas con el tipo; me caía bien. Estaba bien posicionado y era un Alfa feroz y respetado. Nunca tuve problemas con él... Hasta ahora. La forma en que miraba a Judy, devorándola con los ojos, me daba ganas de arrancarle la cabeza.
—Gregor —lo saludé informalmente, haciendo que sus orejas se movieran—. Qué bueno verte de nuevo.
Asintió, su postura tensa mientras se aclaraba la garganta.
—Estaba a punto de pedirle a la señorita Judy un baile