Parecía que estaba a punto de hacerme más preguntas sobre lo que quería decir; aunque esperaba que no lo hiciera. No quería entrar en detalles y los problemas de mi familia no eran algo de lo que chismear. Sin embargo, parecía poder leer eso en mi cara porque cerró la boca y asintió.
Dejé escapar un suspiro de alivio, agradecida de que decidiera guardarse sus preguntas.
Tomó un vestido que había dejado para mí en la cama y lo sostuvo en alto.
—¿Estabas planeando ponerte esto? —preguntó, arrugando la nariz.
—Bueno, lo estaba considerando —dije, frunciendo el ceño.
Negó con la cabeza.
—Esto no es suficiente. Necesitas algo más sexy. Déjame revisar tu clóset a ver qué más tienes —dijo.
Después de una hora rebuscando en todo mi guardarropa, finalmente encontró un atuendo lindo que quería que me pusiera. Era un poco demasiado revelador para mi gusto y solo lo tenía porque Nan insistió en que lo comprara durante uno de nuestros muchos viajes de compras hace mucho tiempo. Nunca me lo puse y,