Días después
Subimos al jet del señor Lewis y cuando me percato de que Fede y mi madre buscan cualquier excusa para sentarse lejos de mí, me parece que me están ocultando algo y más cuando el capitán nos avisa que debemos esperar unos minutos más antes de poder despegar.
Después de diez minutos alguien se para a mi lado y cuando estoy por levantar la mirada, la voz de Liam me provoca un pequeño escalofrío.
—¿Puedo sentarme a tu lado? —me cuestiona sonriendo de esa forma tan única que acelera mi corazón.
—¿Q-qué haces aquí? —respondo con otra pregunta y mirándolo con el ceño fruncido.
—Ayer hablé con mi abuelo para informarle que regresaría a Italia y me dijo que ustedes también regresaban, así que me ofreció tomar el mismo vuelo. ¿Puedo sentarme junto a ustedes? —insiste.
—Sí, está bien —murmuro, lanzándole una mirada fría a mamá y mi amigo, quienes nos observan desde la distancia. Ahora comprendo su actitud de hace un rato.
—¿Puedo cargar a nuestro bebé? —pregunta sin dejar de observ