AVAIntentando desviarme en el aire, perdí apoyo en la pierna sobre la lona y ya iba rumbo a caerme de culo.Pero Greyson nunca me dejaba caer, no importa si estuviésemos enojados, con desconfianzas y mentiras, él siempre me había sostenido, y esta vez no fue la excepción.Sus brazos fuertes me estrecharon, y me recosté a sus pectorales duros y musculosos, apretando mis manos en su espalda.Recuerdos de esa mañana, cuando lo tenía montado sobre mi cuerpo como un lobo en celo, susurrándome todas esas promesas lascivas al oído, asaltaron mi mente.Debo controlarme, o Greyson me va a oler. Ya mi loba no mira tan asustada a ese enorme Alfa que siempre la observa fijamente, dudando, esperando...—Lo lamento por los malabares — tomé una bocanada de aire fresco, subiendo la cara avergonzada y lista para alejarme.Pero los brazos de Greyson no se separaron de mi cintura, y sus ojos azules me observaban de esa manera intensa y rara que no sé descifrar.Él me envía muchas señales confusas y ya
AVASupongo que no puede espiar nuestra conversación y la parte donde queremos devorarlo.Antes de que Saphir saltara de sus brazos para ir por su cuenta, fue cargada por Greyson como una lobezna, su cuerpo embutido contra ese escudo dominante.A través de mi loba, miré hacia arriba: la sombra de la barba en su rostro, sus rasgos cuadrados y masculinos, tan apuesto. Cada vez voy cayendo más por este Alfa, y una atracción inexplicable me arrastra hacia él.—¿Te he impresionado tanto que no paras de mirarme, Saphir? —bajó la cabeza, sorprendiendo a mi loba que se escondió en su pecho, haciéndose la muerta.La sombra de una sonrisa apareció en esos sexis labios, pero no llegó a sus ojos.Sé que Greyson tiene demasiados problemas encima.Mientras sus pasos resonaban por el pasillo, me atreví a preguntarle:“¿Diste con los culpables de la muerte de David y sus padres?”—No —me respondió en voz alta, con el ceño fruncido.—. El hombre que se infiltró escapó por unos viejos acueductos de em
GREYSON—Pasa —le indiqué a Laila que entrara, y ella lo hizo.Hablamos un poco del estado de Owen. Estaba estable, mejorando, pero no despertaba, y eso era otro asunto que ocupaba mi mente.—Toma, son los registros y análisis de la madre de Ava. Por favor, estúdialos, y lo que necesites, pídeme el financiamiento —le pasé la información de esa pobre mujer.Tenía que sacar un tiempo para visitarla y conocerla.—Vaya, ¿hasta cuándo me vas a negar que la nuera es importante para ti?—Ava es mi mate —le solté, sin poder aguantar más este peso en el alma.Abrió mucho los ojos y se sentó frente a mí.—Con razón… en el fondo me lo sospechaba. Joder, qué follón con Owen…—Gracias por decir lo evidente.—De nada —bufó, como siempre, sin una gota de respeto.—Ella no está bien. Hoy entrené con su loba. Le cuesta incluso transformarse…Le dije con el pecho apretado.Ava estaba peor de lo que me había imaginado.¿Tendría eso que ver con su acuerdo con Owen? Si es que de veras acordaron algo…—Ha
AVAEsperaba por Nella, sin entender por qué me había indicado sentarme al lado del chofer; sin embargo, no dije nada. Ya no deseaba discutir por cosas pequeñas.La vi salir de la casa desde la ventanilla. Iba con vaqueros, blusa vaporosa y un blazer. Más informal que de costumbre.Ya me estaba acomodando en el asiento cuando descubrí que otro hombre venía detrás.Lentes oscuros, camisa blanca abierta en el cuello, y vaqueros que se le ajustaban demasiado bien.Mi mirada disimulada fue directo al paquetote. Y no, no me arrepiento.¿El suegrito también iba a la reunión de negocios?Creí que con los problemas en la manada no saldría, pero parece que reforzaron la seguridad. Ambos se subieron atrás.—Buenos días —solté, con el tono algo seco.¿Por qué Nella se sentó con él?Ella respondió neutral, él casi ladró los suyos. Este viaje prometía drama del bueno.Finalmente, el chofer recibió sus órdenes y, con otro auto persiguiéndonos, salimos de la manada.Me había despedido ayer de mamá
AVA—. Te acostaste con Emma en mi cama y después me amenazaste con matar a mi madre. ¡¿Y soy yo quien te tengo que pedir disculpas?!Avanzó un paso, levantando las manos como si con eso pudiera calmarme.—No quiero discutir. Solo escúchame. Vine porque necesitaba verte, necesitaba hablar contigo. Sé que Owen no significa nada para ti. Yo sé que sigues sintiendo algo…—Lo único que siento es asco —interrumpí, conteniéndome para no saltarle al cuello—. Me das rabia, me das lástima. Te odio con todo mi ser…—Ava, cometí errores, lo sé. Pero todo lo que pasó… yo estaba perdido. Lo de Emma no fue lo que parecía… Solo fue un impulso estúpido. Estoy arrepentido. ¡No puedo dejarte ir!— Lo único que quiero de ti es mi libertad. ¡Acepta mi rechazo! — le rugí lista para recitar las palabras rituales, pero él fue más rápido que yo.Me acorraló contra la pared, con las manos apoyadas a ambos lados de mi cabeza. Su lobo, tan ruin como él, volvió a jalar del vínculo de la marca, haciéndome reacci
AVAEstaba que hervía de la ira y este hombre seguía tentando a la suerte.—¿Qué más quieres? —le solté entre dientes, luchando por no hacer un escándalo.Estaba segura de que varias personas ya especulaban, quizás hasta nos identificaron, a pesar de no frecuentar estos círculos en el pasado.—. ¿No te bastó con el numerito de antes?—Solo necesito que me escuches un segundo —dijo más serio, casi susurrando—. Ni siquiera llegué a contarte lo importante.—¿Qué? ¿Tus excusas? ¿Tus remordimientos reciclados? ¿Tus ganas de revivir una relación que tú mismo destruiste?—Estoy hablando del proyecto. De las armas —aclaró, apretando un poco más mi brazo que luchaba por recuperar.—. No solo es una colaboración cualquiera. Mucha de la materia prima importante… viene de Crimson Raven.Mi expresión se tensó.—¿Qué estás diciendo?—Vendí los planos que tu padre diseñó. Los viejos, los que dejaste atrás. Al principio no valían nada, pero alguien los vio con potencial. Ahora hay gente muy important
AVA Tratando de sostenerla, me enredé con la alfombra mullida y los tacones de aguja. Ella también se iba de boca, y mientras la sostenía, me apoyé en el estante de al lado.El crujido de los tablones de madera hizo temblar mis oídos. Todo tipo de frascos con sustancias raras nos cayeron encima. Por suerte eran envases plásticos, pero eso no minimizó el daño. —¡Aaahh! —grité al sentir el ardor en mi rostro, en mis manos y cuello… vamos, comezón de la buena por todos lados. —¡No, no, no, qué desastre, ay Diosa! —la bruja adolescente intentaba arreglar las cosas y las empeoraba más. —¡Espera, no te sigas moviendo! —le rugí, poniendo pausa a la escena desastrosa. Los líquidos púrpuras, rosas, amarillos, brillaban en la oscuridad como un hermoso espectáculo, pero también lo hacía la cara de ella. —Tú… estás roja —le dije, mirándola asombrada, y era literal. Su piel estaba como un tomate maduro, y no solo la cara, el cuerpo entero, como una llamarada andante. —Bueno, y tú… —tragó
AVA La habitación olía a desinfectante y a resignación. La doctora evitaba mi mirada como si eso fuera a suavizar el golpe que estaba por darme. —Sus análisis no muestran mejoría, Luna —dijo finalmente, con voz baja. —De hecho, sus capacidades físicas han disminuido aún más esta semana. Sus instintos… la conexión con su loba… todo está debilitándose. Me aferré al reposabrazos, para disimular el temblor en mis manos. —¿Y la fertilidad? —susurré, como si al decirlo bajito pudiera cambiar la respuesta. La doctora tragó saliva, sin levantar los ojos. —Los niveles hormonales no son alentadores. Lo siento, Ava. Si las cosas siguen así… no podrás concebir. Todo se detuvo dentro de mí. Pero no solté ni una lágrima. Me sentía tan seca y sin esperanzas. Mi peor pesadilla haciéndose realidad. Heredé la rara enfermedad de mi madre, aunque al menos ella me pudo dar a luz. No se sabía la causa, solo que te ibas consumiendo hasta quedarte como una muñeca sin vida; sin hablar, ni escuchar