-Dilan Pablo, quiere que pases a su consultorio.
-¿Para qué?
-Quiere hablar contigo sobre esto.
Christina bajó los hombros derrotada, lo menos que quería, era hablar de sus hábitos masturbatorios con Dilan Pablo. Para colmo, se percató que eran las doce del mediodía, tanto Flavia como él pasaban consulta hasta esa hora, lo que indicaba que no había otro paciente que le salvara de tener que pasar más de cinco minutos hablando con él. Al entrar al consultorio, se lo encontró trasteando algo en un closet, sobre el escritorio estaba encendida una tetera eléctrica, mientras que él de espaldas buscaba una caja de té y un par de tazas limpias.
-Hola -saludó incomoda.
-Pasa -dijo Dilan Pablo con una sonrisa en los labios
-Cierto. -El médico levantó las cejas al escuchar esa respuesta tan cortante-. ¿Quieres té
de manzanilla o de caramelo? -agregó sin dejar de ser amable.
-Caramelo.
Dilan Pablo preparó las infusiones y le indicó a Christina que se sentara en el sofá. Le entregó una taza y con