Nina se levantó con la ayuda de Lena y Meg, quienes la asistieron para caminar hacia afuera, mientras yo observaba todo horrorizada.
— ¿No vienes? Me llamo Karen. — preguntó la loba alta, colocando una mano en mi hombro con delicadeza.
— Yo... Esto está mal. — dije, con la voz temblorosa.
Vi en la expresión de la loba que se solidarizaba con lo que yo sentía, como si de algún modo lo comprendiera.
— Es mejor que regreses a tu habitación, no necesitas ver esto. — dijo, y siguió hacia el patio junto a las demás.
Me quedé unos segundos paralizada, mirando el camino por el que todos se habían ido, escuchando los gritos de aliento y abucheos de los machos allá afuera, el sonido de espadas chocando entre sí. Hasta que un trueno retumbó arriba.
Sin pensarlo demasiado, caminé hacia las escaleras, pero a mitad del camino me detuve y me dirigí hacia el patio.
Los machos se habían dispersado y formado un círculo alrededor de los dos que luchaban ferozmente, gritaban y aullaban, incitándolos a ma