Capitulo:Promesas Bajo el Sol de Alicante
El avión aterrizó en la cálida pista de Alicante justo cuando el atardecer comenzaba a teñir el cielo de un naranja suave. Joselín apoyó su frente contra la ventanilla, sonriendo apenas, mientras el sol parecía rendirle homenaje a ese momento que tanto había esperado.
Habían vuelto.
A su casa.
A su vida.
A sus sueños compartidos.
Stephen, a su lado, le apretó suavemente la mano. No dijeron nada. No era necesario. Los silencios entre ellos hablaban con más ternura que mil palabras.
En esos días, el amor entre ambos era como un faro en medio del océano: fuerte, luminoso, indestructible.
En el pequeño departamento que compartían a ratos —sin convivir del todo porque ambos respetaban sus espacios de estudio—, todo era simple, acogedor, perfecto a su manera.
Los libros de medicina se amontonaban en las mesas. Los horarios imposibles de prácticas y guardias cruzaban sus agendas, pero siempre, siempre, encontraban un momento para ellos.
Una