Irina abrió la puerta. Se sorprendió un poco al verme:
-Virginia?
- ¿Ya ha vuelto Francis? Quiero decir... ¡Hola, Irina! Francis ha vuelto de donde se fue?
- No querida.
Volví a mirar el reloj y suspiré resignado. Maldita sea, volvió a llevar a Dothy a la cama. Siendo que hace unos minutos estaba fingiendo sentir algo por mí. ¿Y por qué debería preocuparme por los sentimientos de Francis? Yo mismo había decidido que solo seríamos amigos y que era lo mejor para los dos. Entonces, no tenía derecho a exigirle nada... Ni siquiera a mí mismo. Aunque decidiera quedarme con él, este sería exactamente mi futuro: desconfianza, miedo, inseguridad. Porque Francisco no era un hombre fiel, ni de relaciones serias. De hecho, ninguno de nosotros lo era. Nunca tuvimos relaciones estables.
- ¿Quizás entres un poco y esperes? - ella invitó.
- No, tudo bien. Volveré y prepararé algo para el almuerzo.
- No es lo mismo. Tengo el almuerzo listo y me acaba de llamar Maurício que hubo un imprevisto y no va a