2. Error

Las cosas claramente se estaban saliendo de control y para mi mala suerte, no sabía como solucionar esto a la perfección.

—Vincens, vamos escúchame, sabes que no puedes...— me besó callándome.

—No intentes convencerme de nada, no va a funcionar linda, esto va a pasar— sus palabras calaron profundo en mí.

Me siento expuesta, lo estoy, y sumando lo nerviosa que estoy mientras busco la manera de apartarlo y lograr que se largue de aquí, de mi vida, es más, yo me alejaré de la suya.

—¿De verdad quieres hacerle esto a Rose?— mi voz salió en un hilo, este era mi último movimiento, ya no se me ocurría más nada.

Una sonrisa brotó de sus labios, se estaba burlando de mí. Con un movimiento brusco busqué apartarlo.

—¿Rose? No sé de ninguna Rose, por mi mente solo pasa Danna Andreotti— susurró cerca de mi oído, erizándome por completo.

—Vete al carajo— susurro.

Chillo, cuando en vez de recibir una respuesta su boca baja a mi cuello, siento como besa y succiona esa parte sacándome varios quejidos. Mis manos van a su torso buscando apartarlo.

—¿Qué? ¿Piensas forzarme a esto?— pregunto venenosa, su sonrisa reaparece y a este punto la estoy odiando.

—Nunca haría eso, cariño, porque ambos sabemos que lo quieres tanto como yo, me deseas tanto como yo a ti.

Cuando procesé sus palabras ya el rubio se encontraba quitando por completo lo que quedaba de mi vestido, sus manos subieron a mi rostro atrayéndome al suyo para tomar mis labios con los suyos. No seguí el beso hasta que él ya hastiado mordió mi labio inferior con fuerza logrando que mis labios se abrieran dándole paso a su lengua.

Un jadeo se me escapó y cuando menos lo había pensado ya me encontraba siguiendo su sucio juego. Sus manos tocaban cada esquina de mi cuerpo semidesnudo excitándome en el proceso. Una parte me susurraba que estaba mal, la otra me decía disfrutada de esto solo por hoy, luego desaparece.

La última fue triunfadora.

Mis manos fueron a su camisa, quité los botones de esta con rapidez, Vincens se hizo hacia atrás ayudándome en el proceso, su torso desnudo me dio la bienvenida y estaba más que complacida con la vista.

—No te voy a follar sobre este sofá— anunció, sus manos sujetaron mis piernas haciendo que estas rodeen su cintura.

Dejó besos en mi cuello sabiendo mi debilidad, para este momento estaba más que excitada. Sus pasos fueron directo a lo que es mi habitación, con una de sus manos abrió la puerta de esta, la misma que cerró al instante una vez que estábamos dentro. Fui arrojada a la cama sin ninguna delicadeza.

—Imbécil.

—Silencio— dispuso mirándome fijamente.

Sus ojos azules estaban oscurecidos, podría decir que esa mirada me tenía inquieta y no estaba mintiendo, si no me equivocaba parecía enojado.

Vincens empezó a desnudarse bajo mi atenta mirada, cuando estaba completamente desnudo se acercó a mí abriéndose paso entre mis piernas, sentí su dureza, lo que me robo un profundo suspiro.

—Dime, Danna, ¿A cuántos has traído a tu cama?— sus palabras me sacan de quicio, pero antes de poder responder, él me interrumpo— No importa, yo me encargaré de ser el único de ahora en adelante, de estar aquí y de tenerte a ti— su mano va hacia la única tela que quedaba sobre mi cuerpo, de la cual tira hacia un lado rompiéndola.

Ya no hay barrera entre los dos, puedo sentirlo y él a mí. Un gruñido sale de sus labios, su mano viaja a mi cabello, el cual sostiene mientras me besa con desesperación, de igual forma sigo ese beso. Sus manos se aferran a cada parte de mi cuerpo que toca como si tuviese miedo de que este momento sea solo una ilusión.

Sentí sus manos, sostener mis caderas y como a los segundos se hundía en mí, gemí al tener la sensación de su miembro llenándome, sus movimientos al inicio eran lentos, pero fueron subiendo de tono, la rudeza con la que daba sus empujes lograban hacerme gemir sin que yo pudiera contenerlo.

Mis manos se aferraron a sus hombros— Vincens...— jadeé sin control.

Cada vez era más agresivo con las embestidas, haciéndome sentir, dolor, placer y locura, todo al mismo tiempo.

—Eres mía, siempre has sido mía— sentenció.

Mi mente me decía que sus palabras debían ser detenidas, pero claramente no estaba en mi momento más razonable.

Cuando sentí que iba a llegar a mi liberación se detuvo haciéndome sentir frustrada, pero sus manos levantaron mis piernas, haciéndola llegar a la altura de mis hombros. Vincens volvió a hundirse en mí, ahora podía sentirlo con más profundidad.

—Dios...— dije en un jadeo cuando embestía con fuerza cada vez más.

Miré su rostro, su ceño estaba fruncido, sus labios ligeramente apretados, y sus ojos me miraban con determinación, como un cazador mira a su presa. Entre esos pensamientos llegué a mi orgasmo, mis paredes succionaban su miembro mientras me sentía explotar, minutos después su semilla me llenaba por completo.

Dio tres empujes más antes de liberar mis piernas y salirse de mí, cerré mis ojos respirando con fuerza, ahora que el placer había pasado sentía molestias en mi parte íntima.

Sí que había sido fuerte.

—Vete— ordené sin mirarlo, escuché su risa y luego su mano había tomado mi brazo obligándome a levantarme y mirarlo.

—¿Irme? Claro que no, tenemos bastante de que hablar— su agarre no se soltaba de mi brazo, algo que me fastidiaba bastante.

—No hay nada de que hablar, ya te di lo que querías ¿No? Ahora lárgate, esto no se va a repetir— de un empujón lo aparté, intenté caminar hasta el baño, pero volvió a sujetar mi antebrazo— ¡Déjame, Vincens!

—¡No, me vas a escuchar!— ordenó— No intentes alejarte de mí, no va a funcionar, ahora que te tuve nuevamente menos.

—Estás mal, no estoy bromeando, no se va a repetir, vas a seguir con tu relación con Rose y vas a hacer como si esto no ha pasado, vete, ya sabemos que eso de desaparecer se te da muy bien.

Me deja y sigo mi camino al baño cerrando la puerta con llave, pego mi espalda contra la puerta y respiro profundo, escucho como recoge sus cosas y a los minutos el cierre de la puerta de la habitación, se había ido dando un portazo.

Me meto a la ducha y dejo que el agua me cubra por completo, ojalá y nada de esto me afecte después.

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