Ahora con el calor del verano, Fidel, que adoraba a su esposa, se negaba rotundamente a dejar que Bianca fuera a sufrir esa molestia innecesaria.
Poder hacer que Tadeo comiera y bebiera bien antes del examen ya cumplía con su responsabilidad.
Tadeo se asombró de la velocidad con que sus padres cambiaron de cara, quejándose con agravio:
—¡Hace un momento no tenían esa actitud!
Emanuel le dirigió una mirada:
—Eso es ser caprichoso, cuando nosotros hicimos el examen de ingreso universitario, papá y mamá tampoco vinieron a recogernos, ¿por qué tú tienes que ser especial?
Tadeo estaba a punto de cumplir dieciocho años, pero su carácter no era muy diferente al de un niño.
Se le ocurrían ideas sin parar.
Sin considerar para nada si le causaría problemas a Ana.
Tadeo:
—Hermano, ya estamos en pleno siglo XXI, ¿no podrías pensar más moderno? Solo porque a ti no te dieron ese trato, no significa que tengas que arruinármelo a mí, ¡qué cruel eres!
Jorge se rió:
—Si tus calificaciones fueran tan bue