Gabriel no dijo de qué se trataba, lo que despertó una curiosidad insoportable en Tadeo.
Ana pospuso su trabajo de streaming y aceptó.
Tadeo acosaba a Gabriel con preguntas, pero éste se mantenía hermético, con un semblante frío e indiferente.
—¡Gabriel, dímelo ya!
Cansado de tanta insistencia, Gabriel le espetó:
—¿Ya quieres que te castiguen el primer día de clase?
El Año Nuevo ya había pasado.
Los estudiantes de último año regresaban poco a poco a clases, preparándose para enfrentar los brutales exámenes de selectividad de junio.
Tadeo lo tomaba con filosofía. Como de todos modos no se le daba bien estudiar, prefería buscar atajos, explorando aficiones que le interesaran y pudiera desarrollar.
Por suerte tenía varios hermanos mayores. ¡De lo contrario, qué sufrimiento sería!
Tadeo puso cara de aflicción:
—Gabriel, ¿no podrías evitar mencionar precisamente lo que me duele?
—Ahora Ana y yo te llevaremos allá.
Si no hubiera sido por la promesa que les hizo a los hermanos de Tadeo, Gabri