Capítulo 168
Justo cuando Mateo levantaba la mano, Ana, con agilidad, lanzó una patada giratoria que impactó precisamente en su antebrazo.

Acompañado de un grito de dolor, Luis no pudo frenar a tiempo y el fragmento de vidrio que apretaba en su mano cortó la piel del hombro de Mateo.

La sangre roja tiñó su ropa mientras su rostro se tornaba pálido y sombrío.

— Señor Mateo...

Luis temblaba de miedo. — Yo... yo no tenía intención de lastimarlo, no es mi culpa, ¡todo es culpa de esta mujer!

Rápidamente intentaba echar la culpa a otros.

Ana sonrió fríamente. — Sí, claro, tengo la capacidad de controlar a distancia y te obligué a atacar a Mateo.

Se dio cuenta de que tenía un verdadero talento para ser chivo expiatorio.

Ana no pudo evitar cuestionarse: ¿realmente parecía tan fácil de intimidar?

Cualquiera podía culparla y hablar como si fuera verdad.

¿Estaban tan seguros de que era alguien débil que no se atrevería a defenderse?

— ¡Basta!

La ira se concentraba en el rostro de Mateo. Isabella, asustada, r
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