Baldassare
Recibo el escozor en mi mejilla.
Me gané este bofetón…
Nuestro padre nos dio una efusiva bienvenida.
A puro bramidos.
Llegar a casa nunca se sintió incorrecto.
El ambiente jamás había sido intolerable.
Podía haber diferencias, opiniones contrarias, incluso rebeldía por mi parte, pero esto…
Esto es como si no perteneciera.
Los ojos de cada soldado me juzgan.
No basta con la mirada cargada de reproche del capofamiglia. Quieren asegurarse de que entienda que he fallado a la organización.
No los culpo. No los odio.
En este mundo, para sobrevivir, debes ser un taimado.
No dejarte intimidar.
Y yo les fallé…
Permití que una niña —ante los ojos del bajo mundo— humillara a la famiglia.
—Retráctate —brama mi padre, tirándose del cabello al no obtener mi sumisión.
Sabe que, de sus tres hijos, soy el rebelde.
Ni sus aullidos ni sus golpes me harán cambiar de opinión.
El impacto de su mano en mi mejilla lo gané al admitir ante la organización que la gacela no es mi enemiga.
No está en mi