Baldassare
Recojo la ropa interior de la cesta. Tengo en mi poder un hot pants oscuro, y cuando lo voy a llevar a mi nariz, a mi primo le da por interrumpir:
—Ahora te dedicas a oler diminutos pantalones —bromea.
Me giro y le permito que vea que no me importa lo que piense, al llevarme la pieza a la nariz.
—Te puedo pegar un tiro para ahorrarte el manicomio —ofrece Neri mientras cierra la puerta.
Aspiro a mi gacela, y su olor característico se impregna en mi nariz. Neri, con su odioso andar de rey, pasa por mi lado.
—¿Cómo te fue? —pregunto mientras enrollo la prenda íntima y la empujo en el bolsillo delantero de mi pantalón.
Mi primo va hacia el cristal, y lo acompaño. Enseguida ubico a la gacela rodeada de su gente.
—Hubiera querido estar follando, pero tampoco me fue mal. —Mi primo no es muy cooperador; siempre tengo que joderme para obtener la información.
Azurra observa hacia el cristal, y pareciera que es una maldita despedida. Me niego. Nos volveremos a ver. Ella desvía la mira