3

Han pasado cuatro semanas desde la indeseada visita del señor beta Albert, y hace dos días pude volver a mi casa porque mis heridas están casi curadas, sólo que mi pierna sigue muy fea porque desgraciadamente me la rompí en tres sitios diferentes. Después de acostumbrarme a mi nueva rutina de medicamentos y mucho descanso por la pierna, finalmente pude volver al gimnasio.

Las calles que me llevan a mi destino están vacías y me alegro mucho por ello, así nadie se burla de mi cara que además de mi escandalosa fama de falsa ahora cojeo.

Llego al gimnasio con un poco de retraso por tener que adoptar un ritmo de marcha más lento. Al entrar en el pasillo que lleva a mi despacho veo a Lukky, mi entrenador de culo mediano y redondo, que al verme me dedica una gran sonrisa.

-Me alegro de que hayas venido, Lina -dice el entrenador-, te he echado mucho de menos.

-Gracias entrenador- le regalo una bonita sonrisa- ¿Me he perdido mucho durante mi ausencia?

-Sí, pero como eres una académica tan brillante te recuperarás pronto -dice pasando su brazo derecho por mis hombros mientras caminamos juntas hacia el aula-, Lina, sé que aquí nadie te va a pasar las asignaturas que has perdido, así que si puedes y quieres después de las clases, quédate aquí en la academia y yo te pasaré las asignaturas perdidas.

-Muchas gracias, entrenador -retiro su brazo de mis hombros y le doy un fuerte abrazo en señal de agradecimiento-, ¿qué haría yo sin usted?

-Un estudiante de la academia sin futuro- le doy un puñetazo en el hombro.

Me limito a regalarle una más de mis simpáticas y agradecidas sonrisas, tras abrir la puerta de la sala, entro y todos los presentes me miran de arriba abajo y comienzan a cuchichear sobre mí.

"Qué pena que haya vuelto", "debería haber muerto en ese bosque", "de todas formas nadie la echaría de menos", "estábamos mucho mejor sin su presencia", entre otras frases que escucho mientras me dirijo a mi lugar en la sala.

-¡Silencio! -No quiero que nadie aquí hable de Lina, ¿me explico?

-Sí -responden todos con rabia en la voz-, entrenador.

Comienza la clase y sinceramente no presto atención, en mi mente sólo viene el día en que me escapé al bosque oscuro. Me pregunto qué habrá pasado. ¿Por qué no me he muerto? Son preguntas que me persiguen cada día desde la visita de beta Albert.

Comienza el descanso y soy la última en salir de la sala.

-¡Buenas vacaciones Lina! -Me desea el entrenador.

-¡Gracias y lo mismo para ti! -Salgo de la habitación.

En este mismo momento estoy en la biblioteca, estoy estudiando un viejo libro sobre supremos, alfas y omegas para saber qué hay en mí, o mejor, qué me falta. ¿Por qué no he cambiado todavía? ¿Qué me pasa? ¿Por qué la gente me odia tanto? ¿Estoy pagando por algo que hice en el pasado y no recuerdo?

Distraído mirando el libro de más de quince páginas, me despierto o escucho a alguien hablar.

-Hola bicho raro -se burla Melanie - ¡Qué pena! Todavía estás viva.

Melanie es la primogénita del alfa a la que le di una buena paliza durante el entrenamiento. Es aún peor que la beta suprema, su fina voz es muy molesta, desde que llegué aquí ella y su pandilla de sangre azul, como les gusta que les llamen, me han estado acosando, ahora dime por qué.

Sí, yo tampoco tengo ni idea, sólo sé que sufro bullying porque ya tengo dieciséis años y aún no he tenido mi primera transformación. Lo normal es tener tu primera transformación a los doce años y a los dieciséis encontrar tu pareja. Pero no creo que esa sea la verdadera razón de todo este acoso, porque si esa fuera la razón no me estarían acosando desde los diez años.

-Vamos omega fajuta, ¿dónde está todo ese valor que tenías durante el entrenamiento?

Dayla, la prima de Melanie, me da una fuerte bofetada en la cabeza.

 - Queremos verla ahora - dice tratando de provocarme.

Nada de lo que contesto, hago como siempre, ignorar.

En el momento del entrenamiento no sé de dónde saqué tanto valor y sobre todo fuerza para derrotar a una loba completa que en el futuro será la nueva alfa de alcatel, pero lo hice y no me arrepiento de que al menos una vez pude hacerla sentir dolor y ser humillada como lo hace cada día conmigo.

-Bueno, ya que no quieres cooperar tendremos que darte una lección para que aprendas a no meterte con gente que está más allá de tu nivel omega -declara Logan, el jefe de Melanie y también su pareja.

Una vez más los ignoro, y entonces siento un fuerte golpe en la cabeza y me desmayo.

Cuando me despierto, no oigo nada, todo está en completo silencio, ni siquiera el sonido de mi respiración oigo, porque está tan tranquila que no hace ningún ruido. Intento moverme pero no puedo, entonces me doy cuenta de que estoy atado a una silla con cuerdas alrededor de mis brazos, torso y piernas. Intento gritar pidiendo ayuda pero no puedo porque hay una cinta que me tapa la boca.

No soy una persona que se asuste fácilmente, pero no me gusta sentirme aprisionada, no me gusta que me encierren en lugares cerrados porque sufro de claustrofobia. Y como estoy atrapada, con la boca tapada y probablemente en un lugar cerrado tengo pánico, mi garganta arde por los sollozos contenidos en ella, mi visión se nubla por las lágrimas que inundan mis ojos, mi corazón late más que los tambores de una escuela de samba.

Una película de toda mi vida feliz, sufrida, humillada, excluida, perseguida y ultrajada pasa por mi mente y pienso que este será mi final.

Sí, debe ser cierto, soy una falsa omega, no debo ser una loba de verdad, deben haberme cambiado en la maternidad cuando nací y por eso acabé en el lugar equivocado.

Oigo el sonido chirriante de una vieja puerta que se abre y aparecen Melanie, Dayla, Logan, David y Leandra con sonrisas macabras en sus rostros, mi miedo no hace más que aumentar. ¿Qué me harán? ¿Se desharán por fin del falso omega como siempre dijeron que harían?

Distraída en mis pensamientos solo siento como la cinta es arrancada violentamente de mi boca, sin embargo no grito con el pequeño dolor que siento con este acto, pero cuando siento el puño de Logan en mi boca me permito gemir fuerte, muy fuerte de dolor, mi boca sangra y una ira en mí crece.

-Esto es para que no vuelvas a levantar la cabeza en presencia de mi compañera sucia omega fajuta -Logan me escupe a la cara -¡Me das asco!

Siento que me quitan las cuerdas y me tiran al suelo, donde me golpeo la cabeza abriendo un pequeño corte en la frente. Siento, cada vez más, el sabor de la sangre en mi boca, ahora estoy siendo golpeado por todos los de la banda, excepto Melanie.

Puñetazos en la cabeza, patadas en las costillas, pisotones en mi pierna rota. No lo soporto, son demasiados contra uno, cuando estoy a punto de despedirme de mi conciencia Melanie les hace una señal para que se detengan y ellos la obedecen. Se acerca a mí, se agacha y me aparta el pelo de la cara ensangrentada.

-Esto es sólo una muestra de lo que puedo y soy capaz de hacerte, así que sigue el consejo de tu futuro alfa, aléjate de mi camino si no quieres que te atropelle.

Melanie se levanta y me da una patada en la cara, haciéndome rodar hacia atrás dos veces, entonces no puedo más, le digo adiós a mi conciencia y le digo hola a la oscuridad.

Después de no sé cuánto tiempo, consigo despertarme y un dolor atroz se apodera de mi cuerpo haciéndome aullar como un animal. Cuando siento que el dolor disminuye menos del 1% de mi cuerpo me arrastro por el suelo de ese sucio lugar. El lugar donde me encuentro es una fábrica abandonada, donde antes de quebrar se fabricaban colchones, y debajo de la tela armas ilegales para las brujas que antes habitaban esta tierra, la misma está cerrada desde hace más de seis siglos, así lo dicen los habitantes de esta manada.

Cuando por fin consigo salir, miro al cielo y veo todas las estrellas titilando junto con la luna que está en fase creciente, y por las luces de las casas que están fuera me doy cuenta de que ya es más de medianoche.

Con muchas lágrimas resbalando de mis ojos me arrastro por el largo camino lleno de piedras que me llevará a mi casa, no puedo caminar porque mi pierna derecha está rota y la otra está muy lastimada y las dos juntas no pueden hacer mucho después de la paliza que nos dieron.

Cuando por fin llego a mi casa, mi cuerpo está aún más magullado que antes y sangra por los cortes que han abierto las piedras por las que he tenido que arrastrarme para llegar hasta aquí.

Con mucha, mucha dificultad, consigo ponerme en pie y abrir mi puerta, pero al hacerlo cuando se abre caigo de bruces al suelo, me arrastro hacia el interior y con el pie de la pierna que está lesionada cierro sin cerrar la puerta, me arrastro por las escaleras hacia mi habitación.

Al entrar voy directo al baño y aún vestido me arrastro hasta la cabina de ducha, me estiro mucho y abro la ducha, el agua está muy fría, haciendo que me duelan aún más los huesos, pero no me importa, sólo necesito limpiarme para poder dormir.

Tras largos minutos bajo el agua consigo quitarme toda la ropa y aún tumbado en el suelo empiezo a fregarme.

Cuando termino con mi doloroso baño salgo del baño sin nada y me arrastro hasta mi cama, me tumbo y me cubro con mi grueso edredón y me permito dormir.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo