Lautaro siguió moviéndose y llenando a Rebeca de si mismo. Ella sentía como que él llegaba más lejos de lo que nadie había podido hacer. Cada embestida parecía golpear una fibra demasiado sensible en su interior y la estremecía causándole un placer extremo.
Lautaro la veía disfrutar y también sentía como ella en su interior apretaba su miembro pidiendo aún más. Sentía demasiado placer y el alcohol que habían bebido solo había logrado que los dos dejaran crecer un fuego abrasador que duraría por mucho tiempo en ese cuarto.
-Dime cuánto te gusta- Él se detuvo por completo y ella intentó moverlo para seguir disfrutando el enorme placer que él le proveía
-Por favor Lautaro muévete- Suplicó y el apenas se movió por algunos segundos
-No hasta que me lo digas, ¿Cuánto lo deseas? ¿Cuánto te gusta?- Hizo que sus ojos lo miraran y que no fuera capaz de mentir
-Quiero sentirte, quiero que te muevas, me gusta como lo haces. Eres...- Se detuvo a tiempo de decir algo más
-Te follaré toda la n