Aprieto mi boca sobre él, pasando mi lengua por su vena, sintiendo su mano apretarse en mi cabello justo cuando mi espalda se arquea con mi orgasmo golpeándome. Lo chupo más fuerte, más rápido, los labios y la lengua se deslizan arriba y abajo por su polla, deseando que se una a mí en mi felicidad.
Un gemido se le escapa un momento antes de que su semen llene mi boca. Él sostiene mi cabeza hacia abajo, arqueándose hacia mi boca, maldiciendo por encima de mí. Cuando me suelta el pelo, me acerco para lamer la punta. Se sacude y el coche vuelve a virar.
—Joder, Sarah—, dice.
Lo dejé salir de mi boca, trago y le sonrío. Él mira el camino, luego a mí mientras me agarra la parte inferior de la cara y me levanta. Mis ojos miran los suyos y él mira el camino mientras me besa. Me alejo cuando él pisa el freno.
Estamos apenas a unos centímetros del coche que tenemos delante.
—Dios.— Sacudo la cabeza.
—¿Qué? Es tu culpa.—
—Imagínese explicar eso cuando apareció un policía para hacer el informe d