En cuanto Ria se quitó la ropa, Vivian recogió las botellas de vino vacías de la mesa y la sentó. Separándole los pies y las piernas, hundió la cara entre los muslos y empezó a comerle el coño con avidez. Ria se retorcía en la mesa, gimiendo.
Lucas asintió, buen espectáculo, pero seguía insatisfecho. Vivian se giró un segundo para mirar a su amo y notó que su rostro permanecía inalterado. No era común en él; siempre le había encantado verlos correrse en la boca, ¿qué había de diferente hoy?
—¿Por qué te detuviste? —le preguntó Lucas, enojado al notar que ella se apartó del coño de Ria para observar la reacción de su amo.
—Lo siento —se dio la vuelta y siguió comiendo el coño de Ria. Follándola con la lengua y esperando que Lucas se recuperara pronto de su mal humor; ella y su compañero nunca habían dejado insatisfecho a su amo; sería una pena que lo hicieran hoy.
Los dos compañeros intercambiaron posiciones, con Vivian sentada en la mesa, con las piernas abiertas y su pareja en el med