Capítulo 73. El huracán Alexia
Después del desayuno que compartieron Alexia, don Francisco y Mateo —ya que Olivia se había disculpado diciendo que no se sentía bien por su embarazo, y Matías había inventado la estúpida excusa de que quería desempacar todas sus pertenencias antes de comer, Alexia llamó a Luciana para contarle cómo había sido su recibimiento en la mansión.
Mientras relataba todo, se reía al recordar las caras que pusieron Matías y Olivia al enterarse de que ella viviría con ellos por tiempo indefinido.
—No sabes cuánto disfruté ese momento —le dijo—. Me hubiera encantado que hubieras estado aquí conmigo para ver las caras de horror que pusieron esos dos.
Luciana, al escuchar a su amiga tan alegre, le advirtió que no bajara la guardia con ninguno de ellos, ni siquiera con Mateo, quien, por más estúpido que fuera, era quizás el más peligroso, precisamente porque nunca pensaba antes de hacer algo malo. Solo después, cuando las consecuencias le caían encima y lo abofeteaban, era que se daba cuenta de lo