Capítulo 125. Luciana tiene que morir
Maximiliano, después de escuchar las palabras de Alexia sobre lo que realmente había sucedido en el mar, se fue a toda prisa a ver a su esposa, quien no había querido participar en aquella reunión porque le dolía la cabeza.
Al entrar a la habitación, notó que todas las luces estaban apagadas, enseguida se acercó a la cama y distinguió la silueta de Luciana profundamente dormida. De inmediato pensó que su dolor de cabeza debió de haber sido muy fuerte para haberse acostado tan temprano, incluso con la ropa puesta.
Con suavidad, le colocó una manta y permaneció observándola durante largo rato, y en su mente no dejaba de darle vueltas a lo mismo y se preguntaba: ¿por qué no le había contado nada de lo ocurrido en el mar cuando regresó? ¿Por qué insistía en cargar sola con su sufrimiento?
Finalmente, se acostó a su lado, con una mezcla de frustración. Un nudo de culpa se apretaba en su pecho al reflexionar que, en el fondo, todo lo que le había sucedido a Luciana era por su culpa.
Por el