Capítulo ciento veintiuno. No pienso soltarte.
— — — — Narra Brad Lancaster — — — —
A veces, lo más duro no es enfrentarse al enemigo.
Es volver a casa con el miedo de no ser recibido igual.
Pero Amy… Amy me recibió como si no hubiera pasado un segundo. Como si no me hubiera ido a buscar a un hombre al que juré nunca más mirar a los ojos. Como si su corazón supiera que el mío late por ella, incluso cuando estoy lejos.
Ahora duerme.
O lo intenta.
Tiene la cabeza apoyada en mi pecho, y yo siento cada pequeño sobresalto, cada suspiro entrecortado. Los bebés no dejan de moverse. Sé que el estrés no es bueno para ellos. Sé que esta vida que tenemos ahora —llena de agentes, de sospechas, de amenazas veladas— no es lo que le prometí.
Y aún así… ella está aquí.
Conmigo.
—No pienso soltarte — susurro, acariciándole el cabello —. Ni aunque el mundo se desmorone.
El celular vibra. Apenas. Lo tomo con cuidado, sin despertarla.
Veo que viene de un Número desconocido... otra vez lo mismo, no puede