Capítulo ciento veintidós. El peso de lo que no se dice.
— — — — Narra Amy Carlson — — — —
La luz entra como un susurro por las cortinas entreabiertas.
No sé a qué hora me quedé dormida, pero lo supe enseguida: Brad ya no estaba en la cama.
Toqué el espacio a mi lado. Tibio todavía.
Y sin embargo… tan lejano.
Me incorporé con dificultad. Los trillizos se movieron, como si también sintieran el cambio. Acaricié mi vientre con ambas manos.
—Ya lo sé — murmuré —. Yo también lo sentí.
Me puse la bata y salí de la habitación.
Lo encontré en el estudio. Sentado, con la cabeza entre las manos. Frente a él, una hoja arrugada que no alcancé a ver del todo, y su teléfono. Cerró el cajón con disimulo apenas me escuchó abrir la puerta.
—No quería despertarte — dijo con una sonrisa cansada —. ¿Estás bien?
—Podría preguntarte lo mismo.
Me acerqué y me senté a su lado.
—¿Qué pasó anoche, Brad? — pregunté, directa. Supe que algo lo había perturbado después de nuestra conversación. Lo sentí en su cuerp