Una vez que nuestro hijo, estaba vestido con su cartera en sus manos, nos despedimos de la cocinera marchandonos de casa hacia el garaje donde estaba aparcado el coche. Llegamos a la guardería, bajando Mario a nuestro hijo del coche, acompañando los dos hasta la puerta de la guardería, mi hijo me hizo doblar mi cuerpo para darme un beso y un abrazo cogiendolo su padre en sus brazos para darle un beso. Lo dejo en el suelo y sonriendo nuestro peque nos dijo adiós con su mano hasta que entró dentro de la guardería. Mario me echó su brazo por mi hombro acercándonos a donde tenía el coche aparcado.
Al subir, mi esposo se quedó mirandome mientras sonreía, dejandome algo extrañada.
—- ¿Qué pasa? estás sonriendo, ¿tengo algo en la cara? — pregunte.
—- No tienes nada en la cara, pero estas preciosa, te voy a llevar a un sitio que seguramente nunca te ha llevado nadie, ¿quieres que vayamos? —- pregunto.
—- Sabes que contigo iría al fin del mundo —- respondí.
Mario aparco el coche fijándome en q