Después de aquel encuentro Naven se alejó de Sofía sin decirle palabra alguna, Sofia supuso que Naven fue por detrás de Brenda se mantiene con aquella afirmación.
La noche había caído con una calma falsa sobre la Residencia. Las luces tenues del jardín parpadeaban como luciérnagas cautivas, atrapadas en una red de secretos. Sofía caminaba sin rumbo, su vestido se ceñía con suavidad a su figura mientras el viento acariciaba su piel como un augurio. Su corazón latía desacompasado desde el encuentro con Brenda. Aún podía escuchar la voz de la mujer, tan serena, tan segura… tan aparentemente noble. Pero lo que más le pesaba eran sus propias palabras: “No, no lo quiero”.
Una afirmación que aún resonaba como una sentencia.
Sofía no supo en qué momento sus pasos la llevaron a las escaleras internas de la Residencia. Había un silencio casi sagrado dentro. Los relojes parecían haber detenido su andar. Sin embargo, cuando llegó al pasillo que conducía a su departamento, el aire cambió. Un esc