87. UNA BATALLA INTENSA
DUNCAN
La Omega está sentada frente a mí.
Zayden permanece detrás de ella, con ambas manos firmes sobre sus hombros.
Dos pares de ojos dorados me observan, cargados de un poder que flota apenas bajo la superficie, como un relámpago contenido antes de estallar.
Sé perfectamente el daño que podrían causarme… pero la probabilidad de que eso ocurra es mínima.
Y esa certeza me arranca una carcajada.
Profunda.
Retumbante.
El sonido se expande por todo el local, cortando el aire como una hoja afilada.
Las pocas personas que aún quedan aquí me miran de reojo, incómodas, sin saber por qué sus instintos les suplican que corran.
No son muchos… pero son suficientes para lo que necesito.
Una perfecta cortina de humo.
Vidas miserables que no significan nada para mí, simples ruidos de fondo a los que nunca he prestado atención.
Yo también soy un lobo.
Y como tal, puedo cambiar el color de mis ojos a voluntad.
Los míos no arden en dorado como los de ellos, sino en un azul intenso, brillante, un refle