Aún no me permite tener intimidad con ella, pero pronto lo hará. Por el momento, me concentro en las pequeñas recompensas que puedo obtener. Solo verla es tan gratificante que mi lobo no cabe de la dicha. No importa ya que sea la Mate de Zayden, pues mi mordida la que ha iniciado el proceso para que nuestras almas se unan. No puedo entender como después de haber avanzado tanto con ella, mi tío no la marcó.

Aquella tanda de besos encendió de tal forma mi deseo por ella que cuando ella puso freno a mis avances, no pude menos que demostrar mi frustración y recriminarle.

—Siento que no puedo —dice con evidente nerviosismo— ya sé todas las cosas espantosas que me has contado de Alfa Zayden, pero no puedo evitar sentirme así y no entiendo por qué.

—Ese hombre te engañó. Se interpuso entre nosotros.

—Ya lo sé —grita sorprendiéndome y cubriendo su rostro con las manos para empezar a sollozar.

Supongo que tendré que darle más tiempo de acción a la marca. Forzar el momento, forzarla a ella es a