48. UN BESO TEMBLOROSO
Faltó tan poco.
Estaba ahí, al alcance de mis manos. Zayden retorciéndose de dolor en el suelo, su precioso traje nupcial arruinado, sus músculos temblando. Un Alfa arrodillado, vencido, humillado. Si no fuera por el maldito perro guardián que cría a su lado, ya estaría muerto, y su trono vacío sería mío.
Pero no importa. Vivirá un poco más, solo para arrastrarse de desesperación al descubrir que he recuperado a Lyra.
Todo alrededor era fuego, gritos, confusión. El caos perfecto para cubrir mi jugada. Ella cayó, su poder finalmente agotado, y su cuerpo hermoso e indefenso quedó tendido a mis pies. Parecía una muñeca rota. Una Luna rota. Perfecta.
No iba a desaprovechar esa oportunidad.
Me agaché, la tomé entre mis brazos, y sentí su respiración entrecortada, su calor, su olor. Por un momento mi lobo rugió de satisfacción. Nuestra hembra. Sí. Por fin estaba donde debía estar.
Con todos mis sentidos alerta, escapé. Hubiera resultado imposible si no me movía rápido: ya escuchaba a esos e