Ni bien llegamos Al Templo, Rafa nos abrió la puerta y yo le regalé una sonrisa. El lugar estaba a tope. Como cada fin de semana. Fuimos hasta la barra y pedimos un champagne y nos sentamos en la mesa de Dan.
—¿Habías estado acá Ari? —ella se sentó a mi lado.
—No, es la primera vez, el lugar es enorme.
—Aún no viste nada cielo, espera a ver el salón de juegos… luego me cuentas.
—Mariano dijo que estaríamos con Electra y César, muero de nervios.
—Tranquila, son encantadores y buena gente, estarás en buenas manos.
—¿Tú?
—Sí, estuve con ellos, estuvimos, mejor dicho.
—Jamás he estado con una mujer Lexy, no sé cómo hacerlo.
—Tranquila cielo, solo escucha a Mariano, él te guiará, solo disfruta.
—De acuerdo.<